Hombre persistente donde los haya y muy fiel a sus creencias, mi padre continuó su empeño y poco a poco sus esfuerzos comenzaron a dar sus frutos, logrando que sus cultivos ecológicos comenzaran a ser apreciados y preferidos por sus clientes, quienes se dieron cuenta de que cuando se trata de alimentación, no cualquier cosa es válida. Los alimentos y bebidas son, digamos, los combustibles del cuerpo y la mente. Tal y como dicen las filosofías, «si cuidas de tu cuerpo y tu espíritu, ellos te lo devolverán con salud y con energía». Así pues, tomando como alimento productos que han sido cuidados con esmero y corazón, respetando a la madre naturaleza y sus ciclos, sin alterar los procesos naturales de cultivo mediante agentes químicos artificiales que perjudican al ecosistema y a nuestra salud, estamos haciéndonos un regalo a nosotros mismos y a quienes amamos.
Con cada sorbo de té ecológico, estás tomando un sorbo de bienestar y salud.